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Nuestro instituto nace en la iglesia por obra de la piadosa fundadora Madre Mercedes del Niño Jesús Guerra y contreras bajo los auspicios de la órden de San Francisco, urgida por la caridad hacia los enfermos y pobres.

Fundó el instituto de las Hermanas Terciarias Franciscanas de la Caridad, el 13 de abril de 1880, en la Arquidiócesis de Buenos Aires teniendo la primera aprobación de la Santa Sede en 1908. La aprobación definitiva del instituto se obtuvo el 23 de junio de 1925.

La Madre Mercedes del Niño Jesús vivió con hondura su espíritu francisicano dedicándose al cuidado de los enfermos con profunda abnegación. Su vida estuvo marcada por sufrimiento que sobrellevó con paciencia y resignación ejemplares.

El instituto de Hermanas Terciarias Franciscanas de la Caridad fue fruto del mas acendrado amor a Dios y al prójimo. Extenuadas sus fuerzas murió en Buenos Aires el 31 de julio de 1901 a los 84 años, dejando a sus hijas la antorcha perenne de sus virtudes de abnegación y sublime caridad.

Hermanas co- fundadoras

Dolores Acha
Paula Tello
Fermina Ramos
Eulalia Arias
Restituta Muro
Mercedes Flores
Dolores Torrente

 

Libro: "Madre Mercedes del Niño de Jesús Guerra"
Autor: Fray Contardo Miglioranza

Este libro quiere destacar la existencia de una notable alma franciscana, que dedicó su vida a Dios y al servicio de la solidaridad al prójimo.
En éste trabajo se muestran valiosos testimonios de la vida, virtudes y obras de la Madre Mercedes del Niño Jesús Guerra.

ACTA FUNDACIONAL

Manifiesto al pueblo de Buenos Aires

Las que suscribimos, todas argentinas, desde hace mucho tiempo, habíamos concebido la creación de un centro no menos católico que humanitario, destinado a la caritativa y gratuita asistencia de los enfermos a domicilio, sin distinción de condiciones sociales ni religiosas.

Para llevar a cabo nuestros deseos, necesitábamos la bendición y autorización de la Autoridad Eclesiástica ordinaria, y la obtuvimos sin dificultad del muy ilustre Prelado de Buenos Aires.

Pensando sobre si nuestra modesta fundación hubiera de distinguirse con algún nombre nuevo, que llamase la atención pública, o si tan sólo debiera invocarse una denominación antigua, de esas que ya han hecho patria en el cristianismo, y continúan haciéndola con éxito feliz, no vacilamos en ponernos bajo el patrocinio del humilde santo caritativo, San Francisco de Asís, nuestro Padre, a cuya Venerable Orden Tercera estamos afiliadas.

Con la denominación, pues, de “CONSERVATORIO CARIDAD DE SAN FRANCISCO”, venimos ahora a llamar a las puertas del pueblo siempre caritativo y generoso de Buenos Aires, buscando su protección, para llevar a efectos nuestros deseos.

Hablar de la utilidad y premiosa necesidad que sentía y siente el país, de una institución que sirviese con espíritu cristiano y humanitario a las dolencias humanas, en su propio lecho y sitio, nos parece superfluo en un país como el nuestro, en que abundan los establecimientos literarios y de múltiple beneficencia; pero que apenas asoman los ensayos de acudir personalmente a calmar los dolores físicos de un paciente en su propio lecho, y consolar su afligido corazón.

¿Cuántos pacientes, aun entre las familias no menesterosas, sucumben entre la desesperación y el desamparo, entre horribles angustias y carencias, tan sólo por falta de una asistencia práctica, inteligente, asidua, humanitaria y cristiana? En los tiempos normales de la salubridad pública, lo mismo que en las infortunadas temporadas de epidemia (¡que Dios no permita!) nuestra Institución Franciscana se propone morir al pie del cañón, como vulgarmente se dice, antes que desamparar su puesto, volar a todas partes donde el dolor del prójimo la llame, servirlo en lo que ha menester, consolar su corazón, procurarle los auxilios de la ciencia y de la Religión, según necesidad, cerrarle los ojos a la vida humana, llegado el caso, y no descansar todavía hasta entregar a la tierra sus yertos restos, si hubiere necesidad.

Tal es nuestro claro y sencillo programa, que esperamos poderlo desarrollar a medida que la nueva institución avance y se desenvuelva, amparada por la Providencia y por el pueblo, protegida eficazmente por la Autoridad eclesiástica de la Arquidiócesis como lo está, y dirigida oficiosamente por la piedad y destreza del conocido Padre Franciscano Abraham Argañaraz.

Buenos Aires, julio de 1878.

Mercedes Guerra, superiora - Dolores Acha – Paula Tello - Fermina Ramos - Eulalia Arias - Restituta Muro - Mercedes Flores –Dolores Torrente.